Resumen
Mi país tiene mil países en su seno:
Nuestro planeta es tan hermoso como frágil. En el, cada lugar, cada territorio, tiene sus propias particularidades, tantas como las que existen en las personas, sus orígenes, devenir y cultura.
A veces las diferencias entre nuestros territorios son muy sutiles y en otras ocasiones extremas. Un desierto de hielo a 5.000 metros de altura, no es lo mismo que un desierto al nivel del mar, pero ambos son desiertos, lugares donde no hay huellas humanas. Ambos son bellos y diferentes. Sí, el desierto está lleno de belleza, solo debemos saber verla. De la misma manera, tenemos que festejar de la exuberancia de la selva, en la Amazonía ecuatoriana, , tanta plenitud de vida, tan fértil, tan húmeda, que debemos detenernos ante ella, con la emoción con la emoción en nuestros ojos y en nuestra piel, pero con calma en nuestro corazón, para así poder distinguir cada uno de sus rasgos, que son nuestros, como nuestro ADN. Nuestro país baila la danza de la diversidad, hace una fiesta cada rincón y en todos los ámbitos, desde bosques secos, amarillos, grisáceos y aparentemente desprovistos de vida, hasta la costa norte, frondosa y verde. Desde los paramos exquisitamente fríos hasta las llanuras, plácidas y multicolores.