El cuento nació una noche cualquiera en la cocina de casa. Mi pequeño hijo Tiago tenía alrededor de 5 años, mientras yo intentaba que coma su merienda él pidió que le cuente una historia de monstruos, aproveché el tema para dejar volar el pájaro que habita en mi cabeza y así mientras alimentaba a mi niño se comenzó a tejer esta historia. Al final del cuento, él estaba partido de risa y su plato vacío. Después de dos días me senté a escribirlo y así nació este otro hijo mío, que gracias a tu contribución y apoyo, pronto verá la luz.