Resumen
Siento los vientos del verano, siento el rocío de las mañanas, veo la niebla del invierno, mis pies se mojan, me arrodillo, me acuesto, me vuelvo a parar, salto, relincho, me emociono, me frustro. Admiro los troncos de los árboles, los colores de la tierra, los olores a libertad, olores a vida que tiene el campo.
Luces y sombras que caen en los pastos de los potreros, donde bailan los caballos árabes, animales sorprendentes, que se muestran orgullosos sabiéndose guapos. Con la cola erguida, con su paso suspendido en el aire al trotar, con la fuerza de su galope. Compactan sus cuerpos, abren los orificios de la nariz para marcar imponencia y se forman perfectos.
Entonces yo me pierdo en el tiempo y me meto en la imagen, en mi momento, en mi sentir.
María Emilia Moncayo H.