Resumen
El momento y la arquitectura
Desde que tengo memoria vivimos en un “momento de crisis”, pero el momento, este que para los habitantes del medioevo duraba exactamente 90 segundos, hoy parece ser la vida entera. Crisis tan comunes como necesarias, las vivimos a través de la incertidumbre, el caos y la desesperanza, pero también como motor, búsqueda y desafío.
La arquitectura siempre es una respuesta a una necesidad y a un momento determinado, sea cual sea el tiempo y la necesidad, la arquitectura. En las crisis surgen múltiples respuestas por lograr soluciones, la arquitectura no es ajena a estas búsquedas, ni tampoco a las crisis.
Vivir este nuevo tiempo en particular, nos está definiendo como una nueva fae de la humanidad, absolutamente diferente a cualquier otra en la historia. Un nuevo tiempo, un nuevo mundo, producto de extremas interrelaciones, de la explosión de los límites. Límites territoriales, etnográficos, demográficos, económicos, etc. Un mundo contradictorio e ilusorio, real y desconcertante, en donde al mismo tiempo, desaparecen unas fronteras mientras se hacen cada vez más fuertes otras. Consumimos productos hechos en las antípodas de nuestra aldea, aceptamos culturas y costumbres gestadas en otras lejanías, recibimos y vivimos noticias en tiempo real de hechos que suceden a miles de kilómetros, todo esto nos produce una mezcla de asombro, expectativa, realidad, horror, ficción, confusión, cercanía y lejanía. Vivimos el mundo de lo instantáneo, en el que todo se hace siguiendo un tutorial de youtube, lugar donde se encuentran todas las respuestas.
Esto influye de manera significativa en la arquitectura. Al navegar por internet, herramienta básica y extraordinaria de hoy, parece que todo estuviera hecho ya, que no hay concepto, forma o tecnología que no haya sido explorada o en proceso de serlo, dejándonos la sensación que queda poco por crear, innovar, inventar. Sin embargo, en los centros de desarrollo se siguen inventando nuevas tecnologías y dispositivos que revolucionan y cambian nuestras maneras de vivir. Lo vivimos como espectadores, no como actores. Los arquitectos de las nuevas generaciones, son más permeables a esto y se ven abocados a adaptar, emular o copiar, tendencias globales a la realidad local, este es el precio del nuevo mundo, seguir tendencias que no coinciden con nuestro nivel de desarrollo o que no pertenecen a nuestra cultura, aunque a la postre, incluso esto nos impulsa y permite abrir caminos.
A pesar de todo, nuevos horizontes se vislumbran, y vienen de la mano también de las nuevas generaciones, que con una ética valorable, proponen actuar ajustados a lo básico, utilizando como recurso fundamental la inteligencia y la voluntad de acción, haciendo de la crisis su motor y oportunidad, lo que nos deja una sensación de nuevos aires y de frescura, que influirá y dejará huellas en este presente conflictivo, como la impronta de que algo puede estar cambiando, para mejor.
Rómulo Moya Peralta, arq.